DPP, CR, LR, Aperture, qué más da, si no progresamos haciendo mejores fotografías.

Hace tiempo que uso Lightroom como herramienta para procesar mis fotografías. Es cómodo y tiene suficientes recursos para dar una solución global a «casi» todas la necesidades que cualquier fotógrafo puede demandar. Si se ha de profundizar más, hay que morir en soluciones como Camera Raw + Photoshop, ganando en recursos de procesado y perdiendo en la clasificación, organización y flujos de trabajo en general que aportan soluciones «todo en uno» como son Lightroom o Aperture.

Sin embargo, cuando me planteé procesar las fotografías que usé en la exposición que presenté en la UMH el pasado septiembre, las procesé con el software original de mi cámara (Digital Photo Professional). Pensé que el significativo tamaño de las fotografías expuestas comprometían seriamente el resultado final en la impresión y quería la máxima calidad en el procesado. Hice algunas pruebas con LR, pero al final seguí unas recomendaciones que había oído por parte de José Benito Ruiz sobre este tema. Él usa DPP en el procesado de sus fotografías por varios motivos. El primero porque se lo sugieren la mayorías de las agencias nacionales e internacionales con las que trabaja, argumentado que al trabajar con software nativo del fabricante se asegura la mejor calidad posible, pues son ellos los creadores de los algoritmos que desencriptan los RAW’s que ellos mismos han creado. No sé si estos niveles de exigencia se pueden traducir fácilmente en mejores resultados, pero el caso es que yo aposté por esa opción y el resultado ha sido altamente satisfactorio.

Es verdad que el software proporcionado por los fabricantes es muy limitado en cuanto a retoque y flujos de trabajo se refiere, pero eso tiene arreglo simultaneándolo con otras herramientas. Me parece que es una bueno tener una alternativa (aunque sea mixta) frente al todo poderoso LR o Aperture. A continuación os enlazo unos vídeos recientes del curso “Un año de fotografía” que versa sobre (procesado y flujo de trabajo) poniendo de relieve esta alternativa de manera clara y sencilla.

Es bueno matizar que estos software que proporciona el fabricante con la cámara, están pensados para ajustar las fotografías y no para retocarlas más allá de eliminar manchas de polvo en el sensor y alguna que otra cosa más. Si eres de los que te gusta trata la imagen por zonas y crear capas de ajuste por doquier, con esto no tienes ni para empezar. En mi caso que vengo de la diapositiva, no me gusta tocar las fotografías mucho y prefiero esforzarme en cuidar la toma e intentar que transmita algo. De esta manera se evita tener que compensar con horas de procesado, las carencias de la fotografía tanto en su realización como en lo que se refiere al retoque que exige una fotografía pobre porque de otra manera parece no resultar atractiva.

¿Y a que viene esta reflexión?, pues a que todas las herramientas de procesado que tenemos a nuestro alcance tienen sus ventajas e inconvenientes y siempre genera duda cual escoger. Al final uno suele darle vueltas y vueltas a este tipo de cosas que generan muchas discusiones y sobre todo multitud de bibliografía. A veces le dedicamos demasiado tiempo a estos menesteres, descuidando la elaboración de la fotografía en si misma. Siempre será preferible acudir a alguien que sepa procesar mejor que nosotros ante un necesidad puntual (exposición, proyección, etc.) que saber procesar estupendamente una fotografía que apenas tenga interés, porque en ese aspecto tengamos poco que aportar. Tenemos mucho que aprender y sobre todo ir paso a paso.

 

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