El fin de semana pasado visité la exposición de pintura «Visión de España. Sorolla en las colecciones de la Hispanic Society of America y de Bancaja» organizado por el Centro Cultural Bancaja en Valencia y que ya está a punto de terminar. Me gustaron mucho las obras expuestas y la iniciativa en si, pero hubo un par de aspectos que nos me gustaron nada.

La primera fue la deficiente iluminación que a mi juicio resta esplendor a la muestra, pues todo estaba muy oscuro. La segunda, la más importante y realmente por la que escribo esta entrada, es la prohibición de hacer fotos dentro de la exposición. No compartiendo este tipo de prohibiciones y antes de hacerme una idea equivocada de dicha decisión, pregunté amablemente a una de las personas encargadas de la organización si podía hacer alguna fotografía (lógicamente sin flash y mostrando la exposición en su conjunto y no cuadros en concreto) y su respuesta fue que «no» tajante, con la única justificación de que «son las normas«. Yo le pregunté que basadas en qué criterios y su respuesta de nuevo fue un «no, son las normas y qué no sabía más«. Me quedé con una mala sensación porque si me lo hubieran tratado de razonar, igual lo hubiera entendido e incluso compartido. Pero el «no» porque «no» porque son las normas, me pareció casi una falta de respeto. El caso es que me centré de nuevo en la exposición y cuando acabé de verla, pude comprobar que para poder salir, del recinto, te obligan (como a un rebaño) y sin alternativa posible a pasar por la tienda de souvenirs que está a rebosar de fotos, postales, cuadros, libros etc. (casi te los meten por los ojos). ¿No será este el pretexto real por el cual no dejar hacer fotos y si quieres un recuerdo de haber pasado por allí, pasas por caja o no te llevas nada?. En fin, me parece de mal gusto. Algo parecido me paso en la Galería de la academia en Florencia, pero allí por lo menos tratan de enmascararlo con aspectos relacionados con la seguridad. Visitar una tienda debería ser opcional y voluntario y máxime tratándose de un museo. Me recuerda a lo que hacen algunos restaurantes de carretera, los cuales te obligan al salir a pasar por su supermercado, cuando uno sólo a parado a tomar un café. Desde este punto de vista un suspenso a la Exposición de Bancaja.