Albero fotografía: El paso del tiempo

Albero fotografía: El paso del tiempo, es el título de una colaboración publicada recientemente en la revista Canelobre. Esta revista (la nº 61) titulada “Alicante con lente propia”, ha sido editada por el Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert (Excma. Diputación Provincial de Alicante) y presentada el pasado jueves 27 de junio.

Transcribo aquí esta colaboración, con una serie de fotografías para aquellos que tengan curiosidad y no tengan acceso a la mencionada revista. Solo decir que ha sido un auténtico placer el hecho de que los Albero me abrieran su casa para poder realizar estas fotografías y escribir unas líneas sobre su viaje en el tiempo. Mi más sincera gratitud a esta peculiar y entrañable familia.

Albero fotografía: El paso del tiempo

Hoy en día vivimos inmersos en un desarrollo tecnológico tal, que ha supuesto para muchos profesionales un gran reto pasar de la fotografía analógica a la digital. Esto ha sido esencial y necesario para poder seguir compitiendo y no perder clientes. Esta transición técnica ha sido en algunos casos también generacional.

La fotografía ha ganado en inmediatez, en avances técnicos y en calidad de imagen, pero quizá se haya perdido en dedicación, en creatividad y en esmero. Podríamos decir en cierta medida que estamos ante un trabajo que se ha visto devaluado en su forma de afrontarlo en relación a su pasado.

Por otro lado, la fotografía atraviesa hoy una época muy complicada en la que trabajar para poder salir adelante es más difícil que antes. La cantidad de personas que se dedican a esta profesión, la disminución de los beneficios y la crisis que atravesamos, se ha llevado por delante a un buen número de profesionales.

Existe una gran autosuficiencia fotográfica en la sociedad en la que vivimos derivada del boom tecnológico donde la imagen lo inunda todo. Hay más personas que hacen fotografías y menos “fotógrafos”.

En los tiempos que corren es difícil encontrar relevo generacional para un tipo de actividad como es la fotografía, que depende en gran medida de constantes adaptaciones y que exige trasmitir a sus descendientes la misma pasión y experiencia de antes, pero sin descuidar una adecuada preparación técnica para poder afrontar los retos de hoy.

El caso que nos ocupa es un claro ejemplo de adaptación. Vicente Albero Gil supo, allá por los 50 subirse a un tren de lo que entonces se veía venir como una prometedora actividad profesional y que desarrolló con entusiasmo y buen hacer. Posteriormente trasladó esos valores y conocimientos a su hijo que junto a una necesaria y obligada modernización hoy sigue dirigiendo con éxito la empresa que inició su padre.

Vicente Albero Irles en una encomiable labor técnica y emocional, editaba un entrañable libro en 2005 titulado “Tal como éramos”. Una mirada retrospectiva de Vicente Albero Gil conducida de la mano de su hijo, para que sirviera como homenaje a la labor de su padre en todos estos años y que realizó con motivo de su jubilación.

En este libro, el hijo entrevista al padre para sacar lo mejor de él. Lo he extraído para dar forma a este breve reportaje, que pone de relieve este valioso relevo generacional de una actividad que ha evolucionado demasiado deprisa en los últimos años y que no sabemos hacia donde se dirigirá en el futuro. Esperemos que no estemos ante otra profesión en peligro de extinción.

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Notas:

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