Coincidencias fotográficas

Cuando uno viaja a destinos muy emblemáticos y hace fotografías, no es difícil que aparezcan las mismas personas en las imágenes de distintos fotógrafos. Si la vida de estas personas transcurre cerca de algún sitio representativo de la ciudad son a menudo objeto de miradas comunes como es en este caso. La fotografía que os adjunto corresponde a un viaje que hice a Marrakech en mayo del 2010, donde se aprecia a un anciano sentado a las puertas de la Madraza de Ben Youssef. A este anciano jamás lo había visto antes.

Hace unos días echando un vistazo al portfolio de Olivier Föllmi, me encontré a esta misma persona sentada en el mismo lugar, pero varios años atrás pues parece algo más joven. Os enlazo la fotografía en cuestión, para que la veías de manera independiente y podias compararla. No sé si este señor será consciente del interés que puede llegar a suscitar su imagen, pero lo que está claro es que probablemente aparecerá en un montón de fotografías, convirtiéndolo en alguien muy carcaterístico del lugar.

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Punto y aparte. Deseos para el 2011

A punto de acabar el año, es hora de hacer una breve reflexión de lo que ha sido este año 2010 y de los deseos para el próximo 2011 desde el punto de vista fotográfico. No ha sido un mal año, pues para mi hacer fotos y viajar es un binomio perfecto e irresistible y teniendo en cuenta que sólo dispongo de cuatro semanas de vacaciones al año, le he sacado bastante partido a esta condición.

Pasé los primeros días de 2010 en Estambul, en mayo estuve en Marrakech, en agosto en Lanzarote y en diciembre en Senegal. Sin lugar a dudas el viaje más satisfactorio ha sido este último, porque más allá de las fotografías realizadas, se añade una componente emocional de considerable calibre.

En este 2011, voy a empezar un curso de fotografía avanzada en la casa de cultura de Santa Pola que transcurrirá desde enero a mayo con un total de 80 horas lectivas y que imagino que dará mucho de si. Es la primera vez que asisto a un curso de formación fotográfica, pues siempre me he buscado la vida para ir progresando en estos temas. Pienso que esta componente autodidacta, aún siendo dilatada en el tiempo, puede arrastrar ciertos vicios y dejar de lado otros aspectos importantes que corregir, por lo que espero que este curso me sirva para progresar y consolidar los conocimientos que tenga al respecto. Por otro lado, intentaré seguir viajando todo lo que pueda, si el trabajo y los compromisos personales no me lo impiden.

Viajar te permite ver otras realidades de primera mano y te hace reflexionar acerca de lo que le pedimos a la vida para acercarnos a un “supuesto» estado de alegría o felicidad y siempre acabas viendo que todo es relativo y claramente injusto. Inmersos en unas navidades caracterizadas por un consumo desmedido, ves por ejemplo, los anhelos de otros niños -como en las fotografías que ilustran esta entrada- y uno no puede cuando menos, plantearse muchas preguntas, que aunque sus respuestas quizá sean un tópico, no dejan de ser verdad.

Para este 2011 que entra, sólo deseo que la gente sea consciente de lo que tiene, valorando las cosas en su justa medida y que trate de ser feliz. Procuro tener siempre presente una cita popular que mi padre me recordaba con cierta frecuencia y que decía: “No es más rico quien más tiene, sino quien menos necesita”. Desde esta reflexión deseo de corazón un 2011 para tod@s, donde aprendamos a ser más felices y menos inconformistas, ya que no nos podemos quejar. Tenemos más de lo que necesitamos. Feliz año nuevo.

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«La Ciudad Roja» en 25 imágenes

«La Ciudad Roja» en unas cuantas imágenes.

Ciclomotores y bicicletas desbocadas circulan por doquier, el canto del almuédano flota en el aire y en la plaza Djemaa el Fna, ya se puede ver el humo blanco y oír el bullicio de la gente que anticipa la caída de la tarde. Es difícil no caer rendidos ante tanto sabor y tanta magia.

Tres días condensados en 25 imágenes…espero que os guste.

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Fotografiar en Marrakech

Cada vez me gusta menos viajar a destinos muy turísticos y me atrae más perderme por lugares poco frecuentados, pues todos los sitios tienen su encanto si se saben valorar de manera adecuada. En los sitios donde acuden miles de turistas, en realidad todo es más artificial, más falso y menos cercano.

En esta entrada sobre mi regreso de Marrakech, escribía «…En cuanto a la fotos no estoy muy satisfecho, pues «La Ciudad Roja» soporta mucha carga turística y eso hace que sea difícil capturar momentos naturales y espontáneos sin causar molestias o caer en la tentación de las fotos “pactadas”. Intentaré escribir algo al respecto más adelante.»

Dando continuidad a mis intenciones, haré una breve reflexión a cerca de mi experiencia haciendo fotos en Marrakech. Vamos allá….

Hace diez años realicé un viaje por Marruecos en coche, llegando hasta Essaouira (cerca de Marrakech). Fue un viaje de muchos kilómetros que me permitió visitar varias ciudades y reflejar con mi Nikon F801s y unos cuantos carretes de Velvia, una pequeña parte de esta sociedad. No encontré ningún problema a la hora de hacer fotos a las personas, más allá de mi propia reticencia a poder molestar, sin embargo en esta ocasión he percibido en Marrakech una actitud mucho más hostil.

Las cosas parecen haber cambiado mucho, ya que por aquella época no existían la cámaras digitales que hoy porta todo turista y que vemos por todos lados. Esta avalancha de «clicks» hace que en muchos casos se superen los limites de la prudencia, sin mostrar ningún respeto por lo fotografiado. Una cosa es fotografiar en el gran circo que es la plaza de Djemaa el Fna, donde te piden que les hagas fotos a cambio de unos dirhams (convirtiendo la foto en una clara transacción de intereses) y otra cosa es pasear por los zocos y los sitios donde ellos trabajan y viven, apretando el obturador de manera indiscriminada, olvidando que son personas y no instantáneas para coleccionar.

Es por ello, que cuando paseas por sus calles te sientes vigilado, están en guardia y enseguida lo notas. En este viaje he podido ver como un turista filmaba en vídeo a un vecino que descansaba en su carro y este al darse cuenta, le hizo el conocido gesto con el dedo corazón de «que te den por culo». Aún así, este despiadado turista seguía filmándole como si no fuera con él el tema. Es más creo que se jactaba de tal hecho, aprovechándose de la precaria situación económica de su víctima. No creo que hechos como este sean habituales, pero tampoco excepcionales.

Cuando la fotografía es un acto espontáneo, respetuoso y conciliador en la que se produce cierta comunión entre el fotógrafo y el fotografiado, este acto se convierte en natural, distendido y relajante y uno se da cuenta enseguida de que es bienvenido. Por el contrario cuando se convierte en un acto irreflexivo, intrusivo e irreverente donde el fotógrafo quiere conseguir su objetivo a toda costa, se convierte en un acto hostil y es rechazado por parte del fotografiado, como no podía ser de otra manera.

En este contexto he percibido un claro rechazo por parte de los marrakechíes a ser fotografiados, imagino que en gran parte debido a la presión a la que son sometidos. En la mayoría de los casos son fotografiados sin que antes se les haya pedido permiso y se les roba esa intimidad que a todos nos gusta conservar. Quizá se sume a este argumento, otros de carácter religioso, (aunque creo que esto último no sucede en otros países musulmanes). En cualquier caso no les queda más remedio que optar por un conducta autodefensiva, tapándose la cara o lanzando reproches al aire.

Siempre he pensado que es mejor pedir permiso a la hora de hacer una fotografía a una persona o en su defecto intentar hacerla con discreción y sin molestar, sin invadir el entorno más próximo del fotografiado (usando un tele por ejemplo) y en definitiva de hacerlo con respeto, ya que nosotros estamos de visita y ellos viven allí. Un buen ejercicio para valorar esta reflexión sería invertir los términos y pensar por un momento que fuéramos nosotros en nuestra vida cotidiana los fotografiados a diario por turistas ávidos de imágenes. Probablemente acabaríamos hartos.

En cualquier caso, mi experiencia no es extrapolable a todos los que visitan o han visitado esta ciudad y además en esta ocasión he estado poquísimo tiempo para hablar con propiedad, pero no creo que vaya muy desencaminado. Lo que si está claro, es que fotografiar en Marrakech no es fácil y quizá la conducta poco responsable de muchos turistas armados con su cámara tenga parte de responsabilidad.

Esta foto está hecha en un mercado de alimentos y es una de las pocas que he podido hacer en la que este amable tendero accede con agrado a mi proposición de fotografiarlo. Siempre hay excepciones.

Para la próxima entrada, subiré el resto de fotografías de esta escapada en forma de reportaje.

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De vuelta de Marrakech

De vuelta de «esa» escapada fotográfica tan esperada a Marrakech y una vez en casa, se abren espacios ahora a la reflexión (lo que me ha aportado el viaje en todos los sentidos), a la valoración (a cómo ha ido las cosas y a la cosecha fotográfica obtenida) y finalmente al procesado para compartirlo en forma de reportaje o simplemente como fotos sueltas. Ya veremos lo que da sí.

El viaje ha estado genial y todo ha salido estupendo. Sin lugar a dudas ha sido un Marrakech sin cortapisas. Todo el santo día pateando por «esas» calles, hospedaje de viajero, temeridades gastronómicas y hammam incluido. Había que probarlo todo, pero lo mejor ha sido la compañía. Tanto Carlos como Ximo han sido los mejores compañeros que uno puede tener en este tipo de viajes, que han convertido esta escapada en un disfrute, lleno de buen rollo y satisfacción. Hemos acabado extenuados, pero proponiendo una escapada de estas por lo menos una vez al año.

En cuanto a la fotos no estoy muy satisfecho, pues «La Ciudad Roja» soporta mucha carga turística y eso hace que sea difícil capturar momentos naturales y espontáneos sin causar molestias o caer en la tentación de las fotos «pactadas». Intentaré escribir algo al respecto más adelante.

De las fotografías que he podido hacer pocas se salvan, pero siempre se aprende algo y además y lo más importante…lo hemos pasado realmente bien. Poco a poco iré haciendo un selección que intentaré mostraros sin que sea muy aburrido. 😉

Carlos & Ximo

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Viaje a la vista: Marrakech

He de reconocer que el viaje que pude realizar hace unos meses a Estambul, fue una grata experiencia fotográfica y que me ayudó a reavivar mi interés por la cultura musulmana. Aunque ya conozco una parte de Marruecos, estando en Essaouira (a unos 170 km. de Marrakech) me quedé con las ganas de visitar esta mítica ciudad por falta de tiempo y a partir de ese momento supe que tenía una deuda pendiente.

Conocedor de que Ryanair tiene un puente aéreo Alicante-Marrakech y además a un precio muy competitivo, estos últimas semanas he estado contemplando la posibilidad de hacer una escapada en plan fotográfico. El otro día le tiré los trastos a Carlos para ir a este sugerente destino y en una escala que hizo el otro día en casa lo terminamos de hablar. Así que como estás cosas no hay que dejarlas pasar…nos pusimos manos a la obra y ya tenemos hechas las reservas de avión. Como el viaje esta previsto para finales de abril, mientras tanto iremos documentándonos y viendo lo que puede dar de sí. Todo apunta a que nuestras cámaras van a tener poco descanso y que será un viaje muy productivo. Ya veremos…

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