De vuelta de esta escapada sólo queda valorarla y he de decir que ha sido muy gratificante. Gratificante por varios motivos. Por la excelente compañía, por el buen tiempo que nos ha hecho y por una cosecha fotográfica que ha sido generosa para un viaje de apenas tres días. Una compañía de lujo con Carlos, Muriel, Ximo y Jorge todo el día con cámara en mano y unos días soleados ha permitido disfrutar intensamente de estos destinos. Glasgow, Edimburgo y Stirling han sido los sitios que hemos visitado, pero para mi Edimburgo ha sido el más productivo fotográficamente hablando.
No estaba excesivamente satisfecho de las fotos que llevaba hechas hasta que se produjo ese instante «especial» que agudiza tus sentidos. A partir de las siete de la tarde empezó a inundarse las calles de Edimburgo con una luz vespertina diáfana y envolvente. Decidí salir de la zona más turística para adentrarme por otras calles buscando fotos más espontáneas, menos preconcebidas y de repente todo parecía fluir. Fue sin lugar a dudas el momento más productivo y que más disfruté del todo el viaje. De hecho, de las doce fotos que ilustran esta entrada, diez corresponden a esos instantes que no duraron más de hora y media. En el portfolio podéis ver un reportaje más completo.
