Cámara nueva

Por fin tengo en mis manos mi nueva adquisición; la Canon EOS 50D. En abril escribía una entrada sobre su inminente compra, pero por unos imprevistos lo tuve que demorar un poco. La demora ha traído consigo una bajada de precio (que se agradece), pues al final me ha costado con gastos de transporte incluidos 732 €. Ahora se trata de hacerse con ella y de sacarle el mejor partido.

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Nuevo cuerpo

Hace tiempo que ya estaba dándole vueltas a la posibilidad de adquirir un nuevo cuerpo y por fin me he decidido. Me he decantado por una Canon EOS 50D, ya que dar el salto a una full-frame implicaría asumir un gasto desproporcionado para mi, además de tener que actualizar algunos objetivos.

No creo que al comprar esta cámara,  se note un aumento de calidad excesivo, respecto a mi Canon EOS 400D, pues sigue siendo una cámara con un sensor APS-C, pero si trabajará con mayor rendimiento a sensibilidades altas y me proporcionará otras prestaciones que su antecesora no tiene. Sobre todo lo que más me atrae es su robustez y el poder hacer las fotos con más comodidad. La voy a comprar en Redcoon, ya que tiene un precio muy competitivo.

Mi idea es mantener los dos cuerpos y para ocasiones rápidas, llevarlos con ópticas ya montadas, para no perder una posible foto, mientras cambio de objetivo. Evidentemente cuando se trate de fotografiar con más tranquilidad no voy a poder evitar tirar del nuevo cuerpo, sea cual sea la óptica elegida. Intentaré tenerla para mi viaje a Marrakech que es este mes y si no es posible, no mucho más tarde, pues el IVA sube en julio…

Foto: web

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Fotografiar en 1914

Hace tiempo que tenía en mente crear un blog al estilo del que John Maloof ha realizado sobre Vivian Maier y sobre el que escribí hace unos días. A mi también me cautivó una gran desconocida que  salvando las distancias (fotográficamente hablando) si que existe un paralelismo con Vivian Maier, en el sentido de que ambas han dejado un interesante legado fruto de su pasión y las dos has pasado más o menos desapercibidas.

Se trata de Maud Doria Haviland que aparte de una excepcional ornitóloga de principios del siglo XX, también era fotógrafa. Ejercía un tipo de fotografía más bien circunscrita al ámbito científico, pero eso no le resta mérito a su trabajo. Con unas medios muy limitados por aquel entonces obtuvo unos excelentes resultados, que parcialmente se pueden apreciar en sus publicaciones.

Ella trabajaba con una cámara modelo Birdland fabricada por Sanders & Crowhusrt (Londres) y estaba especialmente diseñada para la fotografía de la naturaleza. Os dejo el enlace a este blog que aunque relata otros aspectos fuera de lo que es propiamente la fotografía, quizá os sea de interés.

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El valle de Bujaruelo. Menos mal que nos queda la luz…

Uno de los principales motivos por el cual me compré mi primera cámara réflex, fue mi primera visita a los Pirineos. En esa primera visita al valle de Ordesa, creo que fui embrujado por esa luz tan especial que se puede apreciar dentro de sus bosque y a partir de ahí, no me quedó más remedio que tratar de constatarlo fotográficamente. Y así fue, ese mismo año me compré mi primera cámara réflex (una PRAKTICA BC1) y volví en años sucesivos allí fascinado por aquella luz, cargado de carretes en blanco y negro que yo mismo me bobinaba y de diapositivas de todas clases. Mi primer contacto con el valle de Bujaruelo fue en el año 87 y marcó en mí una sensación muy intensa, de contacto con la naturaleza y sobre todo, de un factor que hoy es muy difícil de experimentar. Me refiero a la soledad. Cuando descubrí este precioso valle sólo encontré un refugio en mal estado y ni una sola tienda de campaña. Al abrir aquella chirriante puerta de madera del refugio, sólo dos solitarios montañeros se encontraban en su interior tomándose algo caliente al lado de un hogar. Fue como llegar al principio del fin.
En otras visitas también llegué a estar sólo o como mucho y temporalmente con unas pocas tiendas de campaña, generalmente de montañeros que iban a subir algún pico de los alrededores o a realizar una travesía. En el año 89 fui dos veces, una en marzo y otra en diciembre y también pude plantar la tienda en la más absoluta de las soledades. Desde esa fecha no había vuelto a ir a este magnífico valle.
Aunque había oído comentarios de lo cambiado de esa zona, no podía imaginar que lo me encontré hace unos días, cuando después de más de 20 años regresé. Creo que hace 4 o 5 cinco años limitaron el acceso a la entrada del Parque Nacional, pudiéndolo hacer sólo en autobuses que salen de Torla y eso imagino que ha influido en el hecho de que Bujaruelo, haya incrementado sus visitas al no tener esa restricción. Cuando llegué a mi Bujaruelo querido, lo encontré colapsado por coches, tres campings activos, y un aparcamiento repleto de vehículos en el fondo del valle. En lugar de aquel refugio con solera que encontré en el pasado (hoy totalmente reformado) se levantaban dos estructuras más. Ya no se puede acampar sino es el el camping (osea pagando) y sobre todo y lo más impactante, fue la presencia de las nuevas tecnologías. Paneles solares, parabólicas y hasta wifi tanto en el refugio como en el camping. No soy precisamente yo un enemigo de la nuevas tecnologías….sino todo lo contrario, pero no en ese contexto. Casi fue un shock y eso me hizo reflexionar ¿Qué queda de aquella soledad que me embriagaba?.
En la década de los 80 cuatro éramos los colgados que abogábamos por la conservación de la naturaleza, pero bien es sabido que aquello que no se conoce difícilmente lo puedes defender y en ese sentido cuanto más gente lo conozca y lo disfrute (aunque sea a su manera) mejor. Eso conlleva que cada uno de nosotros tiene el mismo derecho a disfrutar de ese medio, pero cuando ese medio se satura puede llegar a perder su encanto. Espero que a la m

Uno de los principales motivos por el cual me compré mi primera cámara réflex, fue mi primera visita a los Pirineos. En esa primera visita al valle de Ordesa, creo que fui embrujado por esa luz tan especial que se puede apreciar en el interior de sus bosques y a partir de ahí, no me quedó más remedio que tratar de constatarlo.

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Y así fue. Ese mismo año me compré mi primera cámara réflex (una PRAKTICA BC1) y volví allí en años sucesivos fascinado por aquella mágica luz. Iba cargado de carretes de diapositivas y de blanco y negro que yo mismo bobinaba, inspirado por el también recién descubierto Ansel Adams.

Mi primer contacto con el valle de Bujaruelo fue en el año 87 y marcó en mí una sensación muy intensa de contacto con la naturaleza y sobre todo, de un aspecto que hoy es muy difícil de experimentar. Me refiero a la soledad. Cuando descubrí junto a unos amigos este precioso valle sólo encontramos un refugio en mal estado y ni una sola tienda de campaña. Al abrir aquella chirriante e intrigante puerta de madera del refugio, sólo dos solitarios montañeros se encontraban en su interior tomándose algo caliente al lado de un hogar que ardía con vehemencia. Fue como llegar al principio del fin.

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En otras visitas también llegamos a estar solos o como mucho y temporalmente con unas pocas tiendas de campaña que generalmente eran de montañeros que iban a subir algún pico de los alrededores o a realizar alguna travesía. En el año 89 fui dos veces, una en marzo y otra en diciembre y también pudimos plantar la tienda en la más absoluta de las soledades. Desde esa fecha no había vuelto a ir a este magnífico valle.

Aunque había oído comentarios de lo cambiado de esa zona, no podía imaginar que lo me encontré hace unos días, cuando después de más de 20 años regresé. Creo que hace 4 o 5 cinco años limitaron el acceso a la entrada del Parque Nacional, pudiéndolo hacer sólo en autobuses que salen desde Torla y eso imagino que eso ha influido en el hecho de que Bujaruelo, haya incrementado sus visitas al no tener esa restricción. Cuando llegué a mi Bujaruelo querido, lo encontré colapsado por coches, dos campings activos, un mesón y el fondo del valle repleto de vehículos. En lugar de aquel refugio con personalidad que encontré en el pasado (hoy totalmente reformado) se levantaban dos estructuras más. Ya no se puede acampar sino es en el camping (osea pagando) y sobre todo y lo más impactante, fue la presencia de las nuevas tecnologías. Por supuesto la vieja emisora de radio, ha cedido el paso al teléfono fijo al que actualmente puedes llamar. Paneles solares, parabólicas y hasta wifi tanto en el refugio como en el camping, son otras muestras más del progreso. No soy precisamente yo un enemigo de la nuevas tecnologías….más bien todo lo contrario, pero no en ese contexto. Fue tan impactante que me hizo reflexionar ¿Qué queda de aquella soledad que me embriagaba y de ese contacto con la naturaleza tan íntimo, tan cercano, tan genuino?

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En la década de los 80, cuatro éramos los colgados que abogábamos por la conservación de la naturaleza, pero es bien sabido que aquello que no se conoce difícilmente se puede defender y en ese sentido cuanto más gente lo conozca y lo disfrute (aunque sea a su manera) mejor. Eso conlleva que cada uno de nosotros tiene el mismo derecho a disfrutar de ese medio natural, pero cuando ese medio se satura puede llegar a perder su encanto. Espero que a la montaña no le pase dentro de unos años, lo que le ha sucedido a la costa. Menos mal que nos queda la luz…

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Pensando en cambiar de cuerpo (de cámara de fotos, claro está…).

P1040844Pronto hará dos años que compré mi cámara y he de decir que ha estado a la altura de mis expectativas en cuanto a resultados, pero no en lo referente a la comodidad de uso. Trabajar con sensores APS-C tiene sus ventajas e inconvenientes.

Por un lado reduces el peso y el tamaño, pero por otro tu visión de las cosas se reduce significativamente. Además, esto se acentúa cuando el usuario, como es mi caso, lleva gafas. Yo echo mucho de menos ver el mundo por el visor de mi antigua réflex analógica y actualmente a no ser que uses un cámara con sensor full frame no parece posible volver a sentir lo mismo. Me estoy refiriendo a placer de hacer la foto sobre todo a la hora de componerla.

Por otro lado, los sensores full frame eliminan mejor el ruido en las fotografías a altas sensibilidades y en general mejoran los resultados. Los usuarios de Canon, lo tenemos más o menos bien y se puede conseguir un cuerpo por poco más de 1200 €. Esto conlleva no sólo un aumento de peso, sino que paralelamente supone un cambio objetivos (alguno se salva), por lo que la inversión aumenta.

¿Qué opináis?, ¿Creéis que vale la pena dar este salto?, La verdad es que Canon sigue sacando cámaras en formato APS-C de altas prestaciones e incluso más caras que la 5D (la más básica de las full frame de Canon). ¿Creéis que el mercado acabará abandonando las APS-C en favor de las full frame cuando el coste de fabricación de ambos sensores sea similar o prevéis larga vida al APS-C?.

Pensando en cambiar de cuerpo (de cámara de fotos, claro está…).
Pronto hará dos años que compré mi cámara y he de decir que ha estado a la altura de mis expectativas en cuanto a resultados, pero no en lo referente a la comodidad de uso. Trabajar con sensores APS-C tiene sus ventajas e inconvenientes. Por un lado reduces el peso y el tamaño, pero por otro tu visión de las cosas se reduce significativamente. Además esto se acentua cuando el usuario, como es mi caso, lleva gafas. Yo echo mucho de menos ver el mundo por el visor de mi antigua reflex analógica y actualmente a no ser que uses un cámara con sensor full frame no parece posible volver a sentir lo mismo. Me estoy refiriendo a placer de hacer la foto sobre todo a la hora de componerla. Por otro lado, los sensores full frame eliminan mejor el ruido en la fotografías a altas sensibilidades y en general mejoran los resultados. Los usuarios de Canon, lo tenemos más o menos bien y se puede conseguir un cuerpo por poco más de 1200 €. Esto conlleva no sólo un aumento de peso, sino que paralelamente supone un cambio objetivos (alguno se salva), por lo que la inversion aumenta. ¿Qué opináis?, ¿Creeis que vale la pena dar este salto?, La verdad es que Canon sigue sacando cámaras en formato APS-C de altas prestaciones e incluso más caras que la 5D (la más básica de las full frame de Canon). ¿Creeis que el mercado acabará abandonando las APS-C en favor de las full frame cuando el coste de fabricación de ambos sensores sea similar o prevéis larga vida al APPronto hará dos años que compré mi cámara y he de decir que ha estado a la altura de mis expectativas en cuanto a resultados, pero no en lo referente a la comodidad de uso. Trabajar con sensores APS-C tiene sus ventajas e inconvenientes. Por un lado reduces el peso y el tamaño, pero por otro tu visión de las cosas se reduce significativamente. Además esto se acentua cuando el usuario, como es mi caso, lleva gafas. Yo echo mucho de menos ver el mundo por el visor de mi antigua reflex analógica y actualmente a no ser que uses un cámara con sensor full frame no parece posible volver a sentir lo mismo. Me estoy refiriendo a placer de hacer la foto sobre todo a la hora de componerla. Por otro lado, los sensores full frame eliminan mejor el ruido en la fotografías a altas sensibilidades y en general mejoran los resultados. Los usuarios de Canon, lo tenemos más o menos bien y se puede conseguir un cuerpo por poco más de 1200 €. Esto conlleva no sólo un aumento de peso, sino que paralelamente supone un cambio objetivos (alguno se salva), por lo que la inversion aumenta. ¿Qué opináis?, ¿Creeis que vale la pena dar este salto?, La verdad es que Canon sigue sacando cámaras en formato APS-C de altas prestaciones e incluso más caras que la 5D (la más básica de las full frame de Canon). ¿Creeis que el mercado acabará abandonando las APS-C en favor de las full frame cuando el coste de fabricación de ambos sensores sea similar o prevéis larga vida al APS-C?.
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Estirando la luz

No creo que sea yo la persona adecuada para dar consejos sobre fotografía, pero algunas veces determinadas experiencias pueden servirnos para mejorar nuestra técnica. Lo digo porque recientemente me he visto en una situación en la que cometiendo un olvidó a la hora de restaurar ciertos controles de mi cámara, me sirvió para mejorar las siguientes. En condiciones extremas, donde la luz es muy pobre, es donde se pone a prueba la calidad y luminosidad de nuestros objetivos. Aún recuerdo unas fotografías que teniéndo un especial interés en que salieran bien, me decepcionaron mucho, porque abriendo el diafragma a tope y también poniendo la sensibilidad al máximo, tenía que disparar a 1/15 o 1/30 como mucho, para que estuvieran bien expuestas. Cómo la escena no era estática, todas salieron de una manera u otra, algo movidas y pensé…esto no tiene arreglo, donde no hay no se puede sacar. Sin embargo, ahora actuaría de otra forma.

Haciendo unas fotografías de la Nit d’albà donde aparecía media imagen con un cielo negro y en la otra media un castillo muy iluminado, el fotómetro no era capaz de hacer un ajuste correcto de la exposición y evaluando el histograma correspondiente podía observar como la imagen obtenida salía sobreexpuesta. Para compensar esto, ajusté la cámara manualmente bajando dos puntos por debajo la exposición y al terminar la sesión se me olvidó dejarlo como estaba,  ¿Qué ocurrió?, pues que más tarde haciendo otras fotos (guerra de carretillas) donde no se planteaba este problema de la exposción, estaba subexponiendo en dos puntos todas las fotos, pero me permitió aumentar en dos pasos la velocidad. Es como si hubiera trabajado con el equivalente a un objetivo más luminoso. Cualquiera que lea esto inmediatamente pensará…bueno, pero has obtenido unas fotos subexpuestas y por lo tanto oscuras, es decir, mal hechas. Correcto, pero hemos de recordar que desde un RAW subir o bajar dos puntos la exposición no supone ningún problema y por lo tanto estas fotos son corregibles con posterioridad. En definitiva, es un pequeño arreglo pero si os fijáis la foto que ilustra esta entrada está disparada a f 2.8 y 1/800 s (1600 ISO) en plena noche y se han quedado congeladas hasta las carretillas. ¿Quién diría que estaba subexpuesta?. Lo normal es que la mayoría de este tipo de fotos hubieran salido movidas en su realización, sin embargo con este pequeño recurso hemos disparado muy rápido, evitando en escenas dinámicas que nos salgan las fotos movidas o trepidadas y después podemos compensarlo con posterioridad en el procesado sin problemas. Resumiendo, estas cosas en la fotografía química no nos atrevíamos a hacerlo, entre otras cosas por no tener un control del procesado tan avanzado como ahora.

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Nuevo objetivo

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Acabo de adquirir un nuevo objetivo. Se trata del 50 mm f/1.8 II de Canon. Hace tiempo que iba detrás de él, por varios motivos; el primero por su luminosidad, el segundo por su ligereza y el tercero por su precio (menos de 100 €). Este último motivo varía lógicamente en función de donde lo compres. En esta ocasión lo he comprado en Digital Factory.

Es un objetivo que en situaciones de baja luminosidad te puede sacar de apuros y es ideal para retrato. El retrato es una faceta de la fotografía que me está apeteciendo mucho desarrollar, ya que nunca me he sentido cómodo con esta disciplina y más bien la he eludido, pero viendo los resultados de otros fotógrafos que usan objetivos como este, me ha supuesto todo un estímulo para probarlo. En fin, veremos las satisfacciones que pueda darme.

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